Yo siempre fuí amante de las alturas,de superar las medidas convenientes,
no está hecha mi condición para adecuarse al consuelo
de los barómetros.
Por eso soy una sucesión de caídas en picado,
a merced de los vientos circunstanciales
que me devuelven una y otra vez
a ese origen de subsuelo donde
las raíces crecen hacia abajo,
desmesuradas y
confusas.
Tal maraña es mi sustrato,
una disposición doblemente helicoidal desquiciante donde
el aire no se intuye y
sin embargo
YO SOÑABA LA FAZ AÉREA DE
MIS HUESOS
YO DIBUJABA
LAS CONDENSACIONES
AFECTIVAS
ENVOLVENTES
justificando un mundo paralelo
donde los siempre secundarios fuesen
protagonistas de
su existencia.
Pudiera parecer que sí,pero yo no soy la protagonista de mi existencia.
Cualquier secundario de medio pelo interpreta mis emociones,mis pensamientos con el descaro que concede la ignorancia.
Hay lugares donde se concentra el talento,o donde el talento convive armoniosamente con la generosidad.
Porque el talento exige ser generoso,generoso para ofrecerlo,para no retenerlo en habitaciones exclusivas y excluyentes.
Porque el talento requiere la generosidad del "otro" para ser reconocido,valorado.PROYECTADO COMO SI FUESE UNA BACTERIA BENEFICIOSA.
Y no menospreciado,silenciado.
Y nunca envidiado.
Yo admiro el talento de los demás,me hace más talentosa a mí por reconocerlo,por valorarlo.
Me vuelvo más luminosa.
Yo creo que hasta crezco unos centímetros y me elevo un poquito más de este terruño.
AY,puñetera mediocridad,cuánto desprecio siento por tus limitadas correcciones.
EL TALENTO SE PEGA,decía hace poco Elena Ochoa a Iñaki Gabilondo.
Yo también lo creo.
¿A quiénes escoge uno como iguales?.
Y,por contrapartida:
¿Quién nos escoge?.